JOAQUÍN FERRÁNDIZ VENTURA.
JOAQUÍN FERRÁNDIZ VENTURA. "El asesino de Castellón".
Actualmente vivo y cumpliendo condena, Joaquín Ferrándiz era un empleado modelo de una aseguradora, alto, bien parecido, con estudios y siempre vestido con total corrección.
Esperaba a que sus víctimas se desnudaran, o las desnudaba él tras someterlas a golpes. Luego las estrangulaba para sentir la excitación que le daba matar.
El número total de víctimas fueron 5 mujeres, 2 se salvaron por muy poco.
Actuó en los años 1995 y 1996. Tras esa fecha tuvó 2 intentonas fallidas, que fueron las que llamaron la atención de la policía.<
En 1998, una joven de 19 años, Lidia Molina, que afirmaba que un hombre había intentado secuestrarla. Ferrándiz la había atacado por detras, intentando reducirla, a lo que la joven se resistió. Ella comenzó a gritar y defenderse. Ante su resistencia Ferrándiz intento estrangularla, haciéndola perder el sentido. Pero los gritos habían alertado a un vecino que le increpo en la calle. El adució que era su novia, que le había puesto los cuernos y le estaba dando el merecido castigo. Mientras se entablaba una fuerte discusión entre ambos, Lidia recuperó el sentido y salió corriendo. No sin antes apuntar la matrícula para después poner una denuncia contra Ferrándiz.
Ferrandiz dió otra versión a la policia. Dijó que ella se había puesto histérica al verle orinar en la calle, y que por eso la metió en el coche a ver si intentaba calmarla. Pero Ferrándiz ya tenía antecentes sospechosos. Había sido condenado ya por violación en el año 1990, pero salió de la carcel 6 años después por buena conducta. En el año 98 había golpeado con su coche la moto que conducía María José, de 18 años. Ferrándiz se ofreció solícito a llevarla al hospital. Ella montó en el coche pero en vez de llevarla al hospital, la traslado a una zona intransitada, dónde la violó.
Su análisis psicológico rebeló su personalidad psicopática, que no acepta la responsabilidad de sus actos, es un mentiroso patológico y tiene incapacidad para experimentar emociones profundas.
Sin embargo, tenía novias y relaciones sexuales normales con ellas. Lo que realmente le impulsaba a matar era la sensación de poder que le causaba. Le excitaba el control, y la superioridad sobre las mujeres. No hay mayor prueba de humillación que desnudar a una mujer y atarla con su propia ropa interior.
Ferrándiz llevaba una vida gris, muy aburrida. Necesitaba emociones fuertes, que su vida cotidiana no le daba. Elegía a mujeres simplemente porque eran más debiles y podía ejercer su dominio sobre ellas.